Descripción
– Urkizahar 2016: para que algunos digan que el txakoli no puede envejecer bien. Pues depende cuáles oiga! La cosa es que este 2016 se encuentra aún hecho un jovenzuelo y, aunque ya empieza a domarse, sigue siendo un cuchillo bien afilado en la boca. Tiene aún mucho futuro por delante… Luisja Oregi, muy poco conocido aún, se va a convertir en poco tiempo, en uno de los más destacados en el panorama txakolinero. Abstenerse los amantes del azúcar residual y las burbujitas del txakoli gipuzkoano convencional. Aunque oye, que a mí también me gustan esos txakolis convencionales, eh?
– Tantaka 2017: casi una obra divina. Y es que Juanjo Tellaetxe, sacerdote de varios pueblos del Valle de Ayala en Araba, contará en parte con algo de ayuda del jefe supremo, digo yo! Parte de este vino sale del viñedo con que Roberto Olivan elaboró en 2014 aquel maravilloso Údico. Un txakoli con más peso que los giputxis y bizkainos pero manteniendo una excelente frescura y ofreciendo un estilo muy diferente.
– Doniene Iri 2019: como todo lo que hace Itziar Insausti, delicioso. Pero es que Iri ofrece más aún. Procede de una parcela muy especial -Irimingorrieta- en Bakio, con suelos mucho más pobres y sueltos de lo habitual en la zona, compuestos por areniscas y lutitas. Este 2019 es el más preciso desde que en 2017 se elaboró la primera añada. Un vinaco en toda regla, de los que te hacen salivar y querer pegar otro trago, huy! si ya se ha terminado la botella… Ah! y no lleva sulfuroso!